La noche era clara durante el estupor de sus labios,
ella, que risueña ausentó su mirada,
presente en la puna de cada montaña
carcome lo sueños de estremecido recuerdo.
Donde Cristo debiera, los ideales se desprenden,
el rostro de un padre, como Freud saluda una madre.
Una epopeya de parejas, se disuelven ante la par.
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