viernes, 19 de enero de 2007


Durante un bostezo forzado se producen vibraciones en "grave", que si están sobrexpuestas por un acúfeno, son acompañadas por un trino de vibraciones en "agudo" de menor duración, sin embargo, el "grave" también termina y el único sobreviviente es el acúfeno, segundo "agudo" de constante (intermitente) permanencia, pero de variable intensidad. Ahora si bien, uno inhalara profundamente (y veloz) a través de la garganta, conseguiría un temporal silencio del mismo (acú), pero una fantasía hilarante de pánico, especialmente en posición horizontal, sobrellevaría al individuo a soltar el aire consiguiendo así el alivio y una nueva (temporal) interrupción del acúfeno. Repitiendo el procedimiento seguidas veces, el acúfeno no cederá y el temor (tensión o suspenso) aumentará, creando una fantasía ficcional de terror, que posiblemente consiga derivar el acúfeno a un sinfín de voces vociferando dialectos extraños que tratarás de imitar hasta atragantarte con la propia mucosa. Sólo el placer satisface la demanda fantasiosa de pánico causada por tal pecaminosa alucinación de terror; llevándose consigo cualquier síntoma auditivo, incluso de percepción, que ésta haya contraído (siempre y cuando no confunda el pestañeo de los ojos en constante rozamiento con la almohada con los pasos de un extraño en el jardín)

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