El fuego es por dentro, lo que para la nostalgia es el silencio.
Sólo en la garganta, entre faringe y estirpe, puede sentirse.
Se acongojan entre chispas y agua fuerte los estómagos fruncidos por el ceño de un olvido.
No puede escribirse lo inhibido por el instante.
La añoranza y la melancolía, son ruidos descoloridos.
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